domingo, 10 de julio de 2011

domingo, julio 10, 2011
miércoles 6 de julio de 2011

La Danza de Shiva III


Nota: Puede leer las III partes de este artículo en http://bseminario.blogspot.com/

Bruno Seminario

La Nueva Fase de la Revolución de la Información

En su estudio sobre las Crisis y los Ciclos Económicos publicado en 1939, Joseph Schumpeter, una de las teorías más conocidas y fascinantes de los ciclos económicos. Según la misma, hay en una sociedad industrial ciclos de diferente longitud y dominados por distintos fuerzas : el ciclo de Kitchin de corta duración expresaba la dinámica de los planes de producción y de los inventarios, el de Juglar que duraba entre ocho y once años los programas de inversión en infraestructura o capital fijo y el de Kondratieff que duraba casi medio siglo el impacto de las innovaciones tecnológicas.


No debemos confundir una innovación con un mero cambio en la productividad ni creer que la misma tiene un carácter estrictamente material. Hay innovaciones de distinta clase: institucionales ( nuevas formas de gestión empresarial y regulación estatal), políticas ( la aparición en la escena mundial de un país de dimensión continental como Estados Unidos al finalizar el siglo XIX o China al finalizar el XX, y, técnicas ( la máquina de vapor, los ferrocarriles, los materiales sintéticos, los bienes de consumo durable y las computadoras).


Según Schumpeter, cuando se introduce una innovación en la economía sigue un período de rápido crecimiento porque la misma expande las dimensiones de la división del trabajo tanto en un sentido horizontal como vertical. Cuando ésta hace aparecer nuevas industrias y productos, hay una expansión horizontal, que altera la demanda de los consumidores, la estructura de la industrias, los métodos de organización del trabajo y las exigencias de las instituciones educativas. La conmoción que produce depende de su transcendencia pero todas provocan un aumento transitorio en la rentabilidad de las inversiones y la ejecución de un programa de inversiones de larga duración.


Es importante mencionar que el estudio de los ciclos de Kondratieff es una empresa que es por varias razones bastante atrevida. En efecto, su comprobación estadística requeriría de la observación de un número significativo de “revoluciones tecnológicas” y ello, dada la breve existencia de las sociedades industriales, es algo imposible. También, las técnicas estadísticas usuales no están bien adaptadas para estudiar sucesos discontinuos y poco frecuentes y procesos estocásticos no lineales y no estacionarios. Sin embargo, en un extraordinario ensayo[1], A Spectral Analysis of World GDP Dynamics: Kondratieff Waves, Kuznets Swings, Juglar and Kitchin Cycles in Global Economic Development, and the 2008–2009 Economic Crisis, Andrey Korotayev y Tsirel Sergey, investigadores de Academia de Ciencias de Moscú y de la Universidad Técnica Plekhanov de San Pestesburgo, afirman haber detectado la presencia del ciclo de larga duración en un serie que resume la dinámica del PIB Mundial para el período comprendido entre 1870 y el 2007.


En este mismo trabajo, los autores enumeran las revoluciones tecnológicas que habrían ocurrido en la era del capitalismo industrial: (1)la primera revolución industrial ( 1790-1851); (2) la era del vapor y el ferrocarril (1851-1896) ; (3) la era del acero y la electricidad (1896-1950); (4) La edad de oro del capitalismo (1950-1991) ; (5) la era de la información ( 1991- 2030?).


Aunque existen modelos alternativos de periodización que postulan una reducción en la longitud del ciclo de larga debido a la aceleración del progreso de la ciencia y la tecnología, todas señalan tecnologías y desarrollos esencialmente similares. Cada revolución tecnológico pueden subdividirse en fases de menor longitud. Así, en el modelo más simple se distinguen dos etapas, la prosperidad y la crisis, pero esquemas más complicados postulan una división alternativa en fases de 17 años de duración, denominadas ciclos de Kuznets.


Sea cual fuera la interpretación, la discusión nos puede permitir tres etapas en la revolución de la información.


La primera etapa correspondió a la popularización de las computadoras y su uso en forma aislada. Como consecuencia de esto, apareció una multiplicidad de industrias y nuevos productos en mercados relativamente poco concentrados, donde había muchos ofertantes, tanto en hardware como en software.


La segunda fase fue dominada por la aparición de internet y por las redes de computadora, primero locales y luego globales. La tecnología de conexión que usaban estas computadoras, sin embargo, era de banda angosta. El contenido que circulaba en el Internet consistía básicamente de textos, programas o productos virtuales apropiados para esta situación. En esta se produce cierta concentración tanto por el lado del hardware como el de software. Las grandes empresas que dominaron el mercado en esta etapa fueron Microsoft que controlaba el sistema operativo más popular , Windows, y el programa de mayor uso, Microsoft.


Al parecer, en los próximos años, se iniciaría una nueva etapa marcada por la desaparición de las computadoras especializadas en actividades generales, las cuales serán sustituidas por dispositivos de naturaleza más especializada: teléfonos inteligentes, televisores inteligentes, consolas de videojuegos.


La principal diferencia de esta fase respecto a las anteriores es el internet de banda ancha. A diferencia de lo que ocurrió en las dos anteriores, los productos que dominan esta fase de la revolución tecnológica, más que nuevos, son sustitutos de productos antiguos. Por lo cual es posible que este dinamismo tecnológico haga desaparecer ramas enteras del sector servicio. Así como está ocurriendo con negocios como las librerías, que han sido desplazados en países desarrollados por servicios como Amazon, nuevos servicios han empezado a sustituir medios como la radio y la televisión. El más claro ejemplo es la iTunes Store de Apple, que ofrece audio, video y aplicaciones para dispositivos de la compañía. Existen también otros servicios como Hulu, que ofrece televisión digital por suscripción, y Netflix, que permite descargar y ver películas instantáneamente.

En esta nueva fase, las computadoras dejarán de ser autosuficientes y su funcionamiento dependerá crecientemente del acceso que tenga el usuario al internet. El software instalado en las computadoras será sustituido en su mayor parte por aplicaciones en línea y los contenidos pasarán de los discos duros a estar almacenados en distintos servidores a los que se podrá acceder por internet. Ello ya está provocando una revisión de los sistemas operativos antiguos a favor de sistemas nuevos distribuidos, tendencia que está tomando fuerza con el lanzamiento del sistema opreativo de Chrome OS, sistema operativo de Google, y la próxima versión del OSX de Apple, que busca integrar su sistema operativo de teléfonos y el de computadoras.


En la nueva industria, el esquema básico estará basado en la generación de una gran tienda virtual para distribuir contenidos informáticos, como música, televisión, películas y software y en la creación de una gigantesca red de ofertantes hacia estas empresas, que se encargarán de organizarlos y su contenido. Es obvio que los efectos de esta fase pueden determinar la desaparición de ramas que ahora funcionan de forma independiente. Por ejemplo, una compañía aislada de televisión por cable difícilmente va a poder competir con otra que proporcione contenidos digitales, pues su servicio se torna redundante, del mismo modo que mucha gente ha empezado a optar por no comprar periódicos y prefiere informarse por internet. En general, en esta fase hay mucha sustitución de productos por parte de los consumidores.


¿Qué dinamismo adicional inyectaría en la economía mundial esta tercera fase? En primer lugar, resulta obvia la necesidad de inversión sustancial en fibras de alta velocidad e inversión adicional para la sustitución del cableado de cobre por fibra óptica. Inclusive, en muchos casos, la ubicuidad de los nuevos artefactos hará que se ceda ante la tecnología inalámbrica en perjuicio de la tecnología de cableado. Es necesaria, además, inversión adicional en software para sustituir los sistemas viejos por los antiguos y en la creación de los nuevos productos. La desaparición de otras industrias y la desinversión, sin embargo, impiden conocer con certeza cuál será el resultado neto. ¿Qué más depara el futuro? ¿A que otros vaivenes estará sometida la economía mundial? Resulta demasiado pronto para decirlo, a fin de cuentas, alguna vez se creyó que todos los cisnes son blancos.


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[1] El lector interesado puede recuperar este ensayo sin costo aqui.

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